Llegó septiembre, un mes que no es excesivamente agradable para la gran mayoría por suponer el final del verano con todo lo que ello conlleva. Las ciudades se vuelven a llenar, los pueblos recuperan su silencio habitual, las playas se vacían, los colegios recuperan el ruido de los más pequeños y los jóvenes, y los más afortunados – sí, con más de tres millones de parados lo somos- regresamos a nuestra actividad laboral. Y tomas conciencia de nuevo de la actualidad diaria y retornas al precio de la electricidad, Cataluña, okupas, coronavirus, bronca política y algunas, generalmente pocas noticias buenas que nos recuerdan que, aunque a veces no quisieras, eres parte de este mundo en el que vivimos que es más bonito de lo que muchas veces las noticias muestran.
Y vuelve el futbol…-os recomiendo nuestro editorial del pasado trece de septiembre– entre otras muchas cosas.
De repente suena el despertador y amaneces una mañana dándote cuenta que las vacaciones eran la excepción y que el desarrollo principal de tu vida va desde el final al inicio de las mismas. Comienzan las prisas para llegar al colegio, al trabajo y a todas las obligaciones que marcan nuestra rutina diaria. Y con ello llega la conocida depresión postvacacional con sus síntomas variados. Pero no os preocupéis, que esto se pasa y rápido. Las personas somos animales de costumbres y en pocos días, incluso horas, recuperaremos nuestro ritmo habitual.
Me voy a permitir en este post dar algunos consejos que al menos a mí me suelen funcionar de cara a llevar mejor estos días.
Comienzo con una frase de Epicteto-filósofo griego- que decía que el camino hacia la felicidad es dejar de preocuparse por cosas que están más allá de nuestra voluntad, como es el caso que nos ocupa. La vuelta es inevitable.
Por ello es fundamental valorar el lado positivo de la vuelta, que lo tiene. Como decía al principio, ya el hecho de tener un trabajo es un privilegio que muchos desean. Además, vuelves a tu casa, tu espacio vital y tus costumbres habituales. Recuperas tu espacio de confort vital. Concéntrate en las cosas simples y pequeñas que te hacen sentir bien y despiertan tus emociones positivas. Seguro que las hay y muchas y las puedes incorporar a tu vida diaria en este año.
Evita recuerdos recurrentes de los días pasados. Recuerda los buenos momentos de las vacaciones, pero no te ancles en ellos. Piensa que has disfrutado cuanto has podido con lo que el deber vacacional ha quedado cumplido. El pasado ya está escrito, el presente lo manejas tú y el futuro está por llegar, con lo que la recurrencia al pasado, solo te puede generar más ansiedad.
Busca el reencuentro con amistades que seguro no has visto durante el verano y que forman parte de tu círculo social habitual. Recupera tus aficiones y el ocio que desarrollas en tu tiempo libre y que forma parte de tu día a día. Reserva el espacio de tiempo adecuado para el mismo.
Aborda tus actividades laborales progresivamente. Planifica todo el trabajo que se genera durante estos días y comienza por las tareas más sencillas o más agradables. Asume el control de tu trabajo y adáptate progresivamente al ritmo del equipo con el que habitualmente colaboras. Reencontrarte con compañeros, trabajar en equipo y retomar proyectos y actividades de nuestra profesión con objetivos a cumplir a corto plazo, pueden resultar altamente motivadores.
Recupera tus horarios, especialmente los relacionados con tu ciclo de sueño habitual. Es normal que en vacaciones llegue a variar incluso en más de dos horas. Evita siestas largas, aunque no renuncies a un descanso de veinte minutos después de comer si es posible durante todo el año.
Aborda cualquier actividad con tiempo y paciencia. Los primeros días, tómate algo más del tiempo habitual para cada actividad con el fin de poder realizarlas de forma más relajada ya que es seguro que tardes más de lo normal en realizarlas.
Finalmente, los consejos para una vida saludable que hay que aplicar siempre. Práctica deporte, bebe mucha agua, lleva una dieta sana, modera el consumo de alcohol y regula tus horarios. En definitiva, lleva una vida saludable que te ayudará a que tu mente se adapte mejor a la nueva situación y tu cuerpo se ponga de nuevo en marcha.
Como cierre mi habitual guiño a nuestra España Rural. Y es que para los que tenemos pueblo o posibilidad de estancia en un lugar distinto al de residencia habitual, las vacaciones van mucho más allá de los días sin trabajo. Yo diría que se alargan durante todo el tiempo de verano, aunque sea en forma de fin de semana y fiestas de guardar, y especialmente para los niños y jóvenes en edad de estudiar. Septiembre marca el final de ese periodo y supone más un cierre de temporada que un cierre de vacaciones. Por ello cierta nostalgia es inevitable, aunque esta se atenúa con la edad. Hasta que de vuelta a casa miras el retrovisor y ves las caras tristes de ellos los más jóvenes de la familia a los que retornas a la ciudad después de varios meses de bici, abuelos, primos y todo aquello que ya conté en el post bienestar rural hace unos meses. E incluso alcanzas a ver alguna lagrima que se escapa por sus mejillas, de la misma manera que te ocurría a ti muchos años atrás. Y te invaden todos aquellos recuerdos de la infancia y entiendes que pasen las generaciones que pasen, la vuelta sigue igual. Feliz año laboral.